Internet ha contribuido a que muchos productos que no están al alcance de la mano en Europa se puedan conseguir en otros mercados como Asia o Estados Unidos. No obstante, es posible que la importación de un artículo concreto exija el pago de algún tipo de imposición tributaria y que tu paquete sea retenido en la aduana. La propia aduana se ocupará de mandarte una notificación en ese caso.
Esta oficina se ocupa también de verificar que el contenido del envío corresponde con lo declarado y que cumple con la legislación vigente. De no ser así, la mercancía puede ser bloqueada e incluso destruida, generando también unos costes extra.
Por lo tanto, a la hora de importar cualquier producto, debes tener en cuenta que los envíos procedentes de un país no comunitario pueden acarrear una serie de gastos como conceptos arancelarios y gastos de tramitación. Te recomendamos encarecidamente que te informes sobre los gastos y tributos que implican los envíos desde fuera de la Unión Europea. De esa manera podrás reclamar tus paquetes en aduanas con mayor facilidad y seguridad.
Es probable que, si tu envío es retenido en aduanas, tengas que abonar unas tasas para liberarlo. Revisa bien la fecha límite para realizar el trámite. En caso de superar el plazo fijado, el envío se devolverá a origen.
Por otro lado, para hacer la declaración aduanera de importación, las empresas tienen que proporcionar de manera obligatoria una factura comercial o factura proforma. El vendedor suele enviar la factura al correo electrónico que hayas facilitado. Consérvala para gestionar cualquier tipo de incidencia relacionada con tu pedido internacional.